¡Vayan y hagan discípulos!



I. INTRODUCCION
¡Vayan y hagan discípulos!  Es para quienes quieren un libro para misiones. Escrito en lenguaje sencillo. Este pequeño folleto ayudara a los lectores a entender lo que son las misiones y los desafiara a aplicar a sí mismos y a sus iglesias el mandato misionero de Cristo.  Es un texto fácil de leer y también de interpretar. Jesús dijo Vayan y hagan discípulos. En el original griego, la palabra que se traduce Vayan es una forma verbal que expresa gran urgencia. Jesús estaba diciendo lo siguiente ¡Pónganse en marcha, ya! ¡No se demoren! ¡Multiplíquense hasta que gente en todas las naciones, razas, tribus y le guas me conozcan y siga!

II. EL FUNDAMENTO DE LAS SEIS VERDADES
1.      Jesucristo dio a sus discípulos el mandato de llevar el Evangelio a todo el mundo. Cristo quiso a que las misiones fueran responsabilidad continua de la iglesia toda hasta que el mismo regresara.
2.      El Espíritu Santo promueve misioneros de todas las naciones, razas y comunidades. Los misioneros son personas que proclaman el evangelio en lugares donde las tinieblas espirituales son mayores. En la actualidad hay más misioneros de los países del sur que los países del norte. El siglo XXI será el siglo más grandioso en cuanto a las misiones, y su fuerza mayor radicara en los países del sur.  
3.      La Biblia es nuestra autoridad en cuanto a las misiones. La Biblia revela el mensaje del evangelio, las motivaciones legítimas para las misiones, y las metas y métodos que agradan a Dios. Hay una imperiosa necesidad de capacitar líderes para realizar un trabajo misionero inspirado y orientado por la enseñanza bíblica.
4.      El estudio de las misiones es importante para los pastores, para los maestros, para los líderes de las iglesias locales,  para los estudiantes que se preparan para el ministerio cristiano. Los cristianos necesitan estar informados acerca de las misiones y recibir como desafío personal la Gran Comisión que Cristo dio a la iglesia.
5.      Los cristianos necesitan compartir unos con otros lo que la Biblia ensena y lo que han aprendido por la experiencia sobre este importante tema de las misiones. Esto significa que los cristianos de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur deben mantener dialogo unos con otros acerca de las misiones.
6.      El combustible que mantiene ardiendo la llama de las misiones es la pasión por Dios y el ferviente deseo de que solo el reciba adoración en todo sitio. El Espíritu Santo de Dios seguirá inspirando a hombres y mujeres para llevar adelante las misiones hasta que se cumpla la profecía de Habacuc 2:14. Porque así como las aguas cubren los mares, así también se llenera la tierra del conocimiento de la gloria del Señor. ¡Las misiones continuaran hasta que ese día llegue!  
  

III. CAMBIOS A NIVEL MUNDIAL
       Estas son épocas de especial entusiasmo en lo que respecta a seguir a Cristo y a obedecer su mandamiento de ir y hacer discípulos Mateo 28.19. Los desafíos misioneros en todo el mundo nunca antes fueron tan grandes. Es preciso que conozcamos estos retos y pensemos en lo que significan para el reino de Jesucristo y su crecimiento. Por lo tanto, en este capítulo inicial me propongo presentarte diez importantes desafíos  que tienen gran impacto sobre las misiones cristianas.                                          
                                                                                                                                                                                                                                                      
a.      El aumento de la población
Cuando Jesús pronuncio la Gran Comisión probablemente la población mundial no pasaba de 300 millones.  Ahora la población del mundo alcanza aproximadamente seis billones, y está en franco aumento. El mayor crecimiento se da en Asia, América Latina y África, y en países donde la religión principal no es la cristiana. Más de la mitad del mundo adora a algún otro dios y no al Dios revelado en la Biblia y en Jesucristo.

Qué significa esto para las misiones cristianas Sin duda, significa que el campo de cosecha es más grande que nunca antes. Más personas que nunca necesitan ser alcanzadas con el evangelio. Mas obreros deben responder al llamado del Señor, prepararse, empezar a recoger la cosecha. Las iglesias en todas partes deben comprometerse con las misiones, es decir, enviar misioneros, sostenerlos y orar por ellos. No es este el momento para disminuir los esfuerzos misioneros sino para aumentarlos, y convocar a las iglesias en todas partes a la tarea de hacer discípulos de Cristo.     

b.      Desplazamiento de la población
La gente se está desplazando de un lugar a otro como nunca antes en la historia, y de esa manera se presentan nuevos desafíos y nuevas oportunidades para alcanzar a otros con el evangelio.

El primer tipo de desplazamiento poblacional es la migración del campo a las ciudades. En las últimas  dos décadas del siglo veinte presenciamos la mayor migración en toda la historia de la humanidad, cuando más de un billón de personas dejaron sus hogares tradicionales en las granjas y pequeñas aldeas y se trasladaron a las ciudades. Esta migración a las zonas urbanizadas implica que ahora hay grandes masas de personas que viven muy cerca unas de otras, y por lo tanto pueden ser más facilmente alcanzadas por medios de la evangelización. Los estudios muestran que la gente está más abierta a escuchar el evangelio cuando se encuentra en un ambiente nuevo.   

En segundo lugar, hay más personas desplazándose de un país a otro que nunca antes. Personas del hemisferio sur se trasladan al norte, y las del este se desplazan hacia el oeste. Hay personas de Medio Oriente en todas partes del mundo. Por lo general los inmigrantes se ubican en áreas urbanas. Esto transforma a las ciudades en comunidades cosmopolitas integradas por personas que provienen de muchas razas, culturas, religiones y lenguas diferentes.

Tercero, hay muchos más refugiados en el mundo que nunca antes. Estos incluyen las víctimas de la guerra, de las luchas políticas, de las catástrofes naturales de la sequía. Estas personas se ven obligadas a dejar el sitio donde habían vivido tradicionalmente y a buscar nuevos emplazamientos. Mientras viven en centros para refugiados a menudo muestran por primera vez interés en la fe cristiana.   

c.       Puertas que se abren repentinamente
Una de las cosas que hemos aprendido en las es que las puertas que  han estado firmemente cerradas durante muchos años pueden abrirse de manera repentina. Cuando esto sucede, Dios nos da una nueva oportunidad para difundir su Palabra, y debemos estar preparados para actuar. Ante cada puerta que se abre, escuchamos una vez más a Jesús que nos dice ¡Vayan y hagan discípulo!...

En algunos países, hace diez u veinte años era imposible distribuir Biblias o predicar el evangelio mientras que hoy esas actividades se dan con toda libertad. Esto nos da confianza, cuando pensamos en aquellos sitios que todavía permanecen cerrados. No hay ninguna puerta que Dios no pueda abrir. El obra de acuerdo con su cronograma y a su manera.

d.      Barreras culturales
Algunos de los desafíos más grandes que enfrentamos en las misiones se deben a las barreras culturales: diferenciasen el idioma, en las costumbres, en la religión, en los valores, en las actitudes, las barreras culturales separan a la gente y dificultan la difusión del mensaje de Cristo de un grupo a otro.

Esta razón, la capacitación de los misioneros incluye el estudio de otras culturas y de las maneras de comunicar el evangelio de una cultura a otra. Es un error  pensar que las barreras culturales van a desaparecer rápidamente. Por el contrario, algunas barreras culturales parecen estar volviéndose más grandes.

La iglesia crece en todas partes del mundo por medio de las misiones, y personas de diferentes culturas se integran en un solo y extenso Cuerpo. Esto es lo que Jesús nos ordenó hacer, cuando dijo: Vayan y Hagan Discípulos de todas las naciones.

Todas las naciones es la traducción de panta ta ezne, del idioma griego antiguo del Nuevo Testamento, y significa todos los pueblos, tribus y razas. No ha de sorprender, entonces, que el Cuerpo de Cristo constituye la comunidad multicultural más numerosa de la tierra, y continua creciendo.

e.       La fuerza de las religiones no cristianas
Actualmente muchas personas abrazan las grandes religiones no cristianas: el islamismo, el hinduismo, el budismo. En los lugares donde la mayoría de la población sigue algunas de estas religiones, hay abierta oposición a la difusión del evangelio. Los misioneros cristianos tienen mucha dificultad para conseguir visas para entrar en esos países. Es posible que los cristianos nativos sufran persecución de algún tipo. Los que llevan a cabo el trabajo religioso son el blanco de ataque, y algunos de ellos llegan a ser asesinados.

Además de los lugares donde han sido tradicionalmente fuertes, estas religiones no cristianas están creciendo en los países occidentales. Parte  del crecimiento se debe a la migración de musulmanes, hindúes y budistas hacia Occidente. La alta tasa de nacimientos entre ellos también contribuye a su crecimiento numérico.

Actualmente hay en Francia más musulmanes que evangélicos,  hoy existen grandes mezquitas en países en los que tradicionalmente casi no había musulmanes. Los cursos sobre budismo e hinduismo son populares en las universidades en América del Norte. El espiritismo y las supersticiones que alguna gente creía desaparecidas están ahora atrayendo nuevos seguidores. Todo esto significa que hay campos de misión en todas partes, en Oriente y Occidente, en Norte y el Sur. Los cristianos en todo lugar deben estar preparados para defender y explicar el evangelio. Las iglesias en todas partes deben constituirse como comunidades misioneras. Los líderes deben ser capaces de explicar el mensaje de Cristo a todo tipo de personas.

V. LA ORACION Y LAS MISIONES
Key to the Missionary Problem (La clave del problema misionero). Identificando este problema en la falta de pasión por Cristo y por las personas que se pierden, y en la falta de oración para pedir el poder del Espíritu Santo. El autor dice que el amor apasionado hacia Cristo produce en los creyentes una santa pasión semejante a la que Cristo mismo tenia por la salvación de la gente.

¿Qué es lo que enciende esa pasión? La respuesta que dio el autor fue “La oración” Orar como oraron los creyentes en pentecostés: unidos, en forma intensa y continua. Cuando la súplica por el poder de Dios para llevar a cabo la obra de Dios llegue a ser la petición de cada cristiano, entonces se resolverán todos los problemas en las misiones

Frank Laubach fue misionero fue misionero en las filipinas durante veinticinco años. Enseño a  leer a los analfabetos, especialmente a leer la Biblia. Su lema era cada persona enseña a otra.  Se dice que ningún otro ser humano ha enseñado a leer a más personas iletradas que Laubach. ¿Qué lo impulso a extender su obra en toda Asia, África y América del Sur? Laubach era un hombre de intensa oración.

Este misionero se hizo el hábito de pasar varias horas cada noche, dondequiera que estuviese, orando en privado por los pobres, por los analfabetos, por los que estaban perdidos, salía a un jardín o a un campo, o se encerraba en el baño, para estar a solas con Dios en oración. Laubach lo explico de la siguiente manera:

Solo seremos espiritualmente útiles si mantenemos un sitio privado a donde podamos correr con frecuencia a orar. Allí podremos recargarnos, como una batería que se ha agotado; y allí recibiremos instrucciones frescas de nuestro Señor. (You Are My Freinds, Ustedes son mis amigos)       

a.      La oración y las misiones en la Biblia
Muchos de los salmos del Antiguo Testamento son oraciones dirigidas a Dios.  Una petición frecuente es que leemos es que todas las naciones, además de Israel, conozcan al único Dios verdadero y  le  adoren solo a él. Salmo 67:1-3 es un ejemplo:
Dios nos tenga compasión; y nos bendiga; Dios haga resplandecer su rostro sobre nosotros, para que conozcan en la tierra sus caminos, y entre todas las naciones su salvación. Que te alaben, oh Dios, todos los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
No deberíamos sorprendernos de encontrar en los salmos oraciones a favor de las naciones, Salmo 2:8 dice que el Padre dijo al Hijo: “Pídeme, y como herencia te entregare las naciones; ¡tuyos serán? los confines de tierra!”. Considera las peticiones del Padre Nuestro. (Mateo 6: 9-10).
Santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad así en tierra como en el cielo.
No oración más misionera que esa plegaria. Estas peticiones hacen necesaria la misión y el evangelismo. La persona que ora sinceramente el Padre Nuestro tiene un profundo anhelo de que Dios sea alabado y adorado en todo lugar de la tierra. Jesús hizo de la oración nuestra arma más efectiva contra el reino de Satanás. Al darnos esta plegaria, nos asegura que, finalmente, el evangelio triunfara.
Jesús les a sus discípulos: La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros…Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envié obreros a su campo (Mateo 9: 37-38).  Jesús dejo en claro que el llamamiento y él envió de los misioneros es en forma primordial la tarea de Dios. Porque él es el “Señor de la mies”. Nuestra principal tarea es orar pidiendo  que el llame y envié a las personas que elige. Tenemos la certeza de que si oramos, él lo hará. El apóstol Pablo escribió más abundantemente acerca de las plegarias que continuamente ofrecía por los creyentes, los obreros y los misioneros, que sobre cualquiera de las otras cosas en las que se ocupaba. Obviamente, Pablo consideraba a la oración como un asunto prioritario. Para Pablo, orar es actividad misionera.
Efesios 6:10 20 trata sobre el tema de la guerra espiritual. Pablo describe en forma detallada las partes de la “Armadura de Dios”. Que los cristianos deben ponerse si quieren ocupar su lugar contra las estratagemas del diablo. La culminación de las instrucciones de Pablo, después de que todas las demás partes  de la armadura han sido identificadas, es esta: “Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos” (Versículo 18).  Luego Pablo agrega:
“Oren también por mí para que, cuando hable, Dios me de las apalabras para dar a conocer con valor el ministerio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas. Oren para que lo proclame poderosamente, como debo hacerlo.” (Versículos 19-20)
La oración es nuestra  más poderosa arma contra los ataques de Satanás. La oración es el “arma secreta” de los creyentes, una que no puede ser superada por el enemigo. En Romanos (15:30-33), Pablo admitió que se acercaban problemas para él. Les pidió a los creyentes en Roma que “Les ruego hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que se unan conmigo en esta lucha y que oren a Dios por mí”. (Vers. 30).  Querían que fuesen sus compañeros en la batalla espiritual (“Únanse en mi lucha”), mientras viajaba en una misión difícil.
Mucho más tarde, Pablo estaba en la celda de una prisión en Roma. Pidió a los colosenses que oraran para que Dios abriera una puerta, no para liberarlo de la prisión sino una puerta para el evangelio y para que el pudiera proclámarlo claramente. Dijo así:
“intercedan por nosotros a fin de que Dios nos abra las puertas para proclamar la palabra, el misterio de Cristo por el cual estoy preso. Oren para que yo lo anuncie con claridad, como debo hacerlo.” (Colosenses 4:3-4).
El pasaje de 2Tesalonicense 3:1-2 es un resumen de la petición que con mas frecuencia hacia Pablo en cuanto a orar por las misiones:
“Por último, hermanos, oren por nosotros para que el mensaje del Señor se difunda rápidamente y se le reciba con honor, tal como sucedió entre ustedes. Oren además para que seamos librados de personas perversas y malvadas, porque no todos tienen fe”.

b.      Ore y observe como suceden las cosas
El impacto misionero de John Miller será recordado por largo tiempo en América del Norte, en el Este de África y en otros lugares. Miller tenía muchos dones y serbio fructíferamente como pastor, maestro, evangelista, plantador de iglesias y líder de misiones. Por sobre todo, John Miller era poderoso en oración. Oraba en cualquier lugar, hora, con cualquier persona y a favor de cualquiera.

Cuando enseñaba en el Seminario teológico Westminster, en Filadelfia, Miller estimulaba a los estudiantes a tomar en serio la oración. Miller les decía así: “Dios los conoce perfectamente. El los ama y quiere ayudarlos. Él puede darles más poder, él puede darles más frutos del Espíritu y puede purificarlos y usarlos más de lo que se imaginan.” En una de sus conferencias, Miller dijo:

Les estoy pidiendo que revisen su perspectiva sobre la oración… y que la consideren como el compromiso de Dios hacia nosotros, como un padre que escucha a su hijo. Sobre esa base, sean más osados cuando oran. Sean más específicos, más directos. Permítanme darles un breve ejemplo.

En una de mis clases, pedí a mis alumnos que escribieran en una hoja el nombre de cinco personas que ellos deseaban ver convertidas a Cristo. Les pedí luego que se comprometieran a orar diariamente por esas cinco personas, y a pedir que el poder del Espíritu Santo para convencerlos de pecado entrara en sus vidas a fin de que se volvieran a Cristo.

Uno de los estudiantes entendió mal y el primer nombre que anoto fue el de un famoso conductor de programas de entretenimiento. “No me refería a esa clase de personas,” dije. “Quiero que anoten los nombres de personas que conocen y a las que ustedes mismos pueden testificar.”
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¿Pero qué ocurrió? ¡Dos semanas más tarde el famoso conductor se había convertido! Esto me enseño una lección.  Dios escucha la oración, y Dios tiene su propia manera de responder. De modo de que ore de manera concreta, por personas concretas, aun por aquellas con las que no puede hablar personalmente. Y luego espere y observe como suceden las cosas. (“Prayer and Evangelism”, La oración y la Evangelización,).

Miller dijo que debemos estar dispuestos a parecer tontos, tanto en el terreno de la oración como del evangelismo. Muchos cristianos no testifican porque tienen miedo de aparecer como estúpidos si la gente rechaza lo que dicen. De la misma manera, no oran por motivos concretos porque piensan que se sentirán como tontos cuando parezca que nada ocurre. Necesitamos una renovada unción de valentía para ser concretos tanto en la oración como en la evangelización. Solo entonces aprenderemos lo un Dios amoroso y soberano puede hacer. 
c.       Orar por los cristianos que sufren persecución
La persecución hacia a los cristianos está aumentando en muchos lugares del mundo. En algunos sitios los cristianos son objetos de discriminación. En otros, se les arresta, tortura y mata; sus casas y templos son incendiados, y sus carreras profesionales son arruinadas. A los padres cristianos les quitan sus niños. Los líderes de iglesias, los misioneros y los evangelistas son por lo general blancos y preferidos de la persecución.

Debemos reconocer que  aquellos que confiesan su fe en Cristo en lugares donde los cristianos son una minoría, y donde la hostilidad hacia al cristianismo es grande, a menudo pagan un alto precio. Debiéramos orar por ellos constantemente. Debiéramos preguntarnos si nosotros estamos dispuestos a servir a Dios aun a costa de sufrimiento.

En iglesias y en aulas de la “ventana 10/40”, en referencia a las áreas del planeta entre las latitudes de 10­ a 40 grados al Norte de la línea ecuatorial, desde África occidental hasta Japón. Estas son las regiones donde la proporción de población evangelizada es la menor y donde hay relativamente pocas iglesias. Un alto porcentaje de pobladores de esas zonas son pobres. Estas regiones también constituyen los centros de emplazamiento del hinduismo, el budismo y el islamismo. Representan el corazón del reino de Satanás.

Podemos anticipar el sacrificio de aquellos que testifican de Cristo en estas tierras. Por esa razón, concluye este capítulo con una cita de Samuel M. Zwemer, quien paso toda su vida golpeando a las a las puertas cerradas del Medio Oriente musulmán,  y aprendió por su propia experiencia la importancia de la oración en las misiones.

Nuestra primera obligación siempre y en todo lugar es orar. Si lo hacemos, todas las demás tareas se toman fáciles. A menos que conozcamos el poder de la oración, ninguna tarea grande será viable. Es muchos más fácil dar de nuestro dinero a la  causa misionera, o incluso ir personalmente a realizarla, que orar honestamente por el reino de Dios. A la luz de la eternidad es sorprendente cuanto tiempo pasamos organizando o haciendo grandes convocatorias, cuando el verdadero trabajo de las misiones debiera hacerse de rodillas. La situación actual en nuestro lugar de origen y en campo misionero debe convocarnos, en primer lugar, a orar. ¡Nunca hubo tanta a la vez tantas puertas que se cierran! Nunca hubo tanta respuesta positiva al evangelio y nunca hubo oposición más amarga y decidida. En muchas tierras las condiciones son tales que tenemos otro medio para entrar que no sea de rodillas. (Thinking Missions With Christ, Pensando en las misiones con Cristo,).

d.      Preguntas de repaso
1. ¿Que deberíamos recordar acerca de Zwemer, de Murray y de  
    Laubach?
2. Explica ¿por qué el Padre Nuestro es una oración misionera?
3. ¿Por qué asuntos específicos pedía Pablo a las iglesias que oran?

e.       ¿Preguntas para el debate?
1. ¿Por qué es difícil orar en forma sistemática por las misiones?
2. ¿En qué formas se nos persigue y como lo soportamos?
3. Haz tu mismo la tarea asignada por John Miller, y observa que sucede. 

 
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