Catecismo Menor


Catecismo Menor de Westminster

(La versión original es del año 1647 - Esta es la versión adoptada por la Iglesia Presbiteriana en el siglo XIX)

P. 1.     ¿Cuál es el fin principal del hombre?
R. El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de él para siempre. Sal. 86:9; Is. 60:21; Rom. 11:36; 1 Cor. 6:20; 1 Cor. 10:31; Apoc. 4:11; Sal. 16:5–11; Sal. 144:15; Is. 12:2; Lu. 2:10; Fil. 4:4; Apoc. 21:3–4.

P. 2.     ¿Qué regla ha dado Dios para enseñarnos cómo hemos de glorificarle y gozar de él?
R. La palabra de Dios que se contiene en las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, es la única regla que ha dado Dios para enseñarnos cómo hemos de glorificarle y gozar de él. Mateo. 19:4–5; Gen. 2:24; Lucas 24:27, 44; 1 Cor. 2:13; 1 Cor. 14:37; 2 Pe. 1:20–21; 2 Pe. 3:2,15–16; Dt. 4:2; Sal. 19:7–11; Is. 8:20; Juan 15:11; Juan 20:30–31; Hechos 17:11; 2 Tim. 3:15–17; 1 Juan 1:4.

P. 3.     ¿Qué es lo que principalmente enseñan las Escrituras?
R. Lo que principalmente enseñan las Escrituras es lo que el hombre ha de creer respecto a Dios y los deberes que Dios impone al hombre. Gen. 1:1; Juan 5:39; Juan 20:31; Rom. 10:17; 2 Tim. 3:15; Dt. 10:12–13; Jos. 1:8; Sal. 119:105; Mic. 6:8;
2 Tim. 3:16–17.

P. 4.     ¿Qué es Dios?
R. Dios es un Espíritu, infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder, santidad, bondad, justicia y verdad. Dt. 4:15–19; Lucas 24:39; Juan 1:18; Juan 4:24; Hechos 17:29. 1 Reyes 8:27; Sal. 139:7–10; Sal. 145:3; Sal. 147:5; Jer. 23:24; Rom. 11:33–36; Dt. 33:27; Sal. 90:2; Sal. 102:12, 24–27; Apoc. 1:4, 8; Sal. 33:11; Mal. 3:6; Heb. 1:12; Heb. 6:17–18; Heb. 13:8; Santiago 1:17; Ex. 3:14; Sal. 115:2–3;1 Tim. 1:17; 1 Tim. 6:15–16; Sal. 104:24; Rom. 11:33–34; Heb. 4:13; 1 Juan 3:20; Gen. 17:1; Mateo 19:26; Apoc. 1:8;  Hab. 1:13; 1 Ped. 1:15–16; 1 Juan 3:3, 5; Apoc. 15:4; Gen. 18:25; Ex. 34:6–7; Dt. 32:4; Rom. 3:5, 26; Sal. 103:5; Sal. 107:8; Mateo 19:17; Rom. 2:4; Ex. 34:6; Dt. 32:4; Sal. 86:15; Sal. 117:2; Heb. 6:18.

P. 5.     ¿Hay más de un Dios?
R. No hay sino uno solo, el Dios Vivo y verdadero. Dt. 6:4;  Is. 44:6; Is. 45:21–22; 1 Cor. 8:4–6; Jer. 10:10; Juan 17:3; 1 Tes. 1:9; 1 Juan 5:20.

P. 6.     ¿Cuántas personas hay en la Divinidad?
R. Hay tres personas en la Divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y estas tres personas son un solo Dios, las mismas en sustancia, iguales en poder y gloria. Mateo 3:16–17; Mateo 28:19; 2 Cor. 13:14; 1 Ped. 1:2; Sal. 45:6; Juan 1:1; Juan 17:5; Hechos 5:3–4; Rom. 9:5; Col. 2:9. Judas 24–25.

P. 7.     ¿Qué son los decretos de Dios?
R. Los decretos de Dios son su propósito eterno, según el consejo de su propia voluntad, en virtud del cual ha preordenado, para su propia gloría, todo lo que sucede. Sal. 33:11; Is. 14:24; Hechos 2:23; Ef. 1:11–12.

P. 8.     ¿Cómo ejecuta Dios sus decretos?
R.         Dios ejecuta sus decretos en las obras de creación y de providencia. Sal. 148:8; Is. 40:26; Dan. 4:35; Hechos 4:24–28; Apoc. 4:11.

P. 9.     ¿Qué es la obra de creación?
R. La obra de creación consiste en el haber hecho Dios todas las cosas de la nada, por su poderosa palabra, en el espacio de seis días y todas muy buenas. Gen. 1:1; Sal. 33:6, 9; Heb. 11:3; Gen. 1:31.

P. 10.   ¿Cómo creó Dios al hombre?
R. Dios creó al hombre, varón y hembra, según su propia imagen, en ciencia, justicia y santidad, con dominio sobre todas las criaturas. Gen. 1:27; Col. 3:10; Ef. 4:24; Gen. 1:28; Sal. 8.

P. 11.   ¿Cuáles son las obras de providencia de Dios?
R. Las obras de providencia de Dios son aquellas con que santa, sabia y poderosamente, preserva y gobierna a todas sus criaturas y todas las acciones de éstas. Sal. 145:17; Sal. 104:24; Heb. 1:3; Neh. 9:6; Ef. 1:19–22; Sal. 36:6; Pr. 16:33; Mateo 10:30.

P. 12.   ¿Qué acto particular de providencia ejecutó Dios respecto del hombre en el estado en el  que éste fue creado?
R. Cuando Dios hubo creado al hombre, hizo con él una alianza de vida bajo condición de perfecta obediencia; vedándole a comer del árbol de la ciencia del bien y del mal so pena de muerte. Gen. 2:16–17; Santiago 2:10.

P. 13.  ¿Permanecieron nuestros primeros padres en el estado en que fueron creados?
R. Nuestros primeros padres, dejados a su libre albedrío, cayeron del estado en que fueron creados, pecando contra Dios. Gen. 3:6–8, 13; 2 Cor. 11:3.

P. 14.   ¿Qué es el pecado?
R. El pecado es la falta de conformidad con la ley de Dios o la transgresión de ella. Lev. 5:17; Santiago 4:17; 1 Juan 3:4.

P. 15.   ¿Cuál fue el pecado por cuya causa nuestros primeros padres cayeron del estado en que fueron creados?
R. El pecado por cuya causa nuestros primeros padres cayeron del estado en que fueron creados fue el comer del fruto prohibido. Gén. 3:6.

P. 16.   ¿Cayó todo el género humano en la primera transgresión?
R. Habiéndose hecho la alianza con Adán, no para él solo, sino también para su posteridad, todo el género humano descendiendo de él según la generación ordinaria, pecó en él y cayó con él en su primera transgresión. Gen. 2:16–17; Santiago 2:10; Rom. 5:12–21; 1 Cor. 15:22.

P. 17.   ¿A qué estado redujo la caída al hombre?
R. La caída redujo al hombre a un estado de pecado y de miseria. Gen. 3:16–19, 23; Rom. 3:16; Rom. 5:12; Ef. 2:1.

P. 18.   ¿En qué consiste lo pecaminoso del estado en que cayó el hombre?
R. Lo pecaminoso del estado en que cayó el hombre consiste en la culpabilidad del primer pecado de Adán, la falta de justicia original y la depravación de toda su naturaleza, llamada comúnmente pecado original, con todas las transgresiones actuales que de ella dimanan. Rom. 5:12, 19; Rom. 3:10; Col. 3:10; Ef. 4:24; Sal. 51:5; Juan 3:6; Rom. 3:18; Rom. 8:7–8; Ef. 2:3; Gen. 6:5; Sal. 53:1–3; Mateo 15:19; Rom. 3:10–18, 23; Gál. 5:19–21; Santiago 1:14–15.

P. 19.   ¿En qué consiste la miseria del estado en que cayó el hombre?
R. Todo el género humano perdió por su caída, la comunión con Dios, está bajo su ira, y maldición, y expuesto a todas las miserias de esta vida actual, a la muerte misma, y a las penas del infierno para siempre. Gen. 3:8, 24; Juan 8:34, 42, 44; Ef. 2:12; Ef. 4:18; Juan 3:36; Rom. 1:18; Ef. 2:3.; Ef. 5:6; Gál. 3:10; Apon. 22:3; Gen. 3:16–19; Job 5:7; Ecl. 2:22–23; Rom. 8:18–23; Ezeq. 18:4; Rom. 5:12; Rom. 6:23; Mateo 25:41, 46; 2 Tes. 1:9; Apoc. 14:9–11.

P. 20.   ¿Dejó Dios a todo el género humano perecer en su estado de pecado y de miseria?
R. Habiendo Dios, de su propia soberana voluntad, elegido desde el principio a los que han de gozar de la vida eterna, entró en una alianza de gracia para libertarles de su estado de pecado y de miseria, e introducirles en un estado de salud, por medio de un Redentor. Hechos 13:48; Ef. 1:4–5; 2 Tes. 2:13–14; Gen. 3:15; Gen. 17:7; Ex. 19:5–6;  Jer. 31:31–34; Mateo 20:28; 1 Cor. 11:25; Heb. 9:15.

P. 21.   ¿Quién es el Redentor de los elegidos de Dios?
R. El único Redentor de los elegidos de Dios es el Señor Jesucristo, quien siendo el Hijo eterno de Dios, se hizo hombre; y así era y permanece para siempre, Dios y hombre en dos naturalezas distintas y una sola persona. Juan 14:6; Hechos 4:12; 1 FIM. 2:5–6; Sal. 2:7; Mateo 3:17; Mateo 17:5; Juan 1:18; Isa. 9:6; Mateo 1:23; Juan 1:14; Gál. 4:4; Hechos 1:11; Heb. 7:24–25.

P. 22.   ¿Cómo se hizo Cristo hombre siendo como era Hijo de Dios?
R. Cristo el Hijo de Dios, se hizo hombre, tomándose un cuerpo verdadero y una alma racional; siendo concebido por obra del Espíritu Santo en el vientre de la Virgen María, de la cual nació, mas sin pecado. Fil. 2:7; Heb. 2:14, 17; Lucas 1:27, 31, 35; 2 Cor. 5:21; Heb. 4:15; Heb. 7:26; 1 Juan 3:5.

P. 23.   ¿Qué oficios ejecuta Cristo como Redentor nuestro?
R. Cristo, como Redentor nuestro, ejecuta los oficios de Profeta, de Sacerdote y de Rey, tanto en su estado de humillación como en el de exaltación. Dt. 18:18; Hechos 2:33Acts 3:22–23; Heb. 1:1–2; Heb. 4:14–15; Heb. 5:5–6; Is. 9:6–7; Lucas 1:32–33; Juan 18:37; 1 Cor. 15:25.

P. 24.   ¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Profeta?
R. Cristo ejecuta el oficio de Profeta, revelándonos por su Palabra y Espíritu, la voluntad de Dios para nuestra salvación. Lucas 4:18–19, 21; Hechos 1:1–2; Heb. 2:3; Juan 15:26–27; Hechos 1:8; 1 Ped. 1:11; Juan 4:41–42; Juan 20:30–31.

P. 25.   ¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Sacerdote?
R. Cristo ejecuta el oficio de Sacerdote en haberse ofrecido a sí mismo, una sola vez en sacrificio para satisfacer las demandas de la justicia Divina, reconciliarnos con Dios. y en interceder continuamente por nosotros. Is. 53; Hechos 8:32–35; Heb. 9:26–28; Heb. 10:12; Rom. 5:10–11; 2 Cor. 5:18; Col. 1:21–22; Rom. 8:34; Heb. 7:25; Heb. 9:24.

P. 26.   ¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Rey?
R. Cristo ejercita el oficio de Rey. sujetándonos a sí mismo, rigiendo y defendiéndonos, y restringiendo y venciendo a todos sus enemigos y los nuestros. Sal. 110:3; Mateo 28:18–20; Juan 17:2; Sal. 2:6–9; Sal. 110:1–2; Mateo 12:28; 1 Cor. 15:24–26; Col. 2:15.

P. 27. ¿En qué consistió la humillación de Cristo?
R. La humillación de Cristo consistió en haber nacido, y esto, en una baja condición sujeto a la ley sufriendo las miserias de esta vida. La ira de Dios y la muerte maldita de la Cruz: en haber sido sepultado y en haber permanecido bajo el dominio de la muerte por algún tiempo. Lucas 2:7; 2 Cor. 8:9; Gál. 4:4; Gal. 4:4; Is. 53:3; Lucas 9:58; Juan 4:6; Juan 11:35; Heb. 2:18; Sal. 22:1; Mateo 27:46; Is. 53:10; 1 Juan 2:2; Gál. 3:13; Fil. 2:8; Mateo 12:40; 1 Cor. 15:3–4.


P. 28.   ¿En qué consiste la exaltación de Cristo?
R. La exaltación de Cristo consiste en haber resucitado de entre los muertos al tercer día, en haber ascendido al cielo, en estar sentado a la diestra de Dios Padre y en venir, el último día para juzgar al mundo. 1 Cor. 15:4; Sal. 68:18; Hechos 1:11; Ef. 4:8; Sal. 110:1; Hechos 2:33–34; Heb. 1:3; Mateo 16:27; Hechos 17:31.

P. 29.   ¿Cómo somos hechos partícipes de la redención comprada por Cristo?
R. Somos hechos partícipes de la redención comprada por Cristo, por la aplicación eficaz que de ella nos hace el Espíritu Santo. Tito 3:4-7.

P. 30.   ¿Cómo nos aplica el Espíritu Santo la redención comprada por Cristo?
R. El Espíritu Santo nos aplica la redención comprada por Cristo, obrando fe en nosotros, y uniéndonos así a Cristo por nuestro llamamiento eficaz. Rom. 10:17; 1 Cor. 2:12–16; Ef. 2:8; Fil. 1:29. Juan 15:5; 1 Cor. 1:9; Ef. 3:17.

P. 31.   ¿Qué es llamamiento eficaz?
R. Llamamiento eficaz es la obra del Espíritu de Dios por la cual, convenciéndonos de nuestro pecado y de nuestra miseria, ilustrando nuestras mentes con el conocimiento de Cristo y renovando nuestras voluntades, nos persuade a abrazar a Cristo, que nos ha sido ofrecido gratuitamente en el Evangelio, y nos pone en capacidad de hacerlo. Hechos 26:18; 1 Cor. 2:10, 12; 2 Cor. 4:6; Ef. 1:17–18; Dt. 30:6; Ez. 36:26–27; Juan 3:5; Tito 3:5; Juan 6:44–45; Hechos 16:14; Is. 45:22; Mateo 11:28–30; Apoc. 22:17.

P. 32.   ¿De qué beneficio participan en esta vida los que son eficazmente llamados?
R. Los que son eficazmente llamados participan en esta vida de la justificación, de la adopción de la santificación y de los varios beneficios que en esta vida acompañan a éstos, o se derivan de ellas. Rom. 8:30; 1 Cor. 1:30; 1 Cor. 6:11; Ef. 1:5.

P. 33.   ¿Qué es la justificación?
R. La justificación es un acto de la libre gracia de Dios, por el cual él perdona todos nuestros pecados y nos acepta como justos delante de él: mas esto solamente en virtud de la justicia de Cristo, la cual nos es imputada, y que recibimos por la fe únicamente. Rom. 3:24; Rom. 4:6–8; 2 Cor. 5:19; 2 Cor. 5:21; Rom. 4:6, 11; Rom. 5:19; Gal. 2:16; Fil. 3:9.

P. 34.   ¿Qué es la adopción?
R. La adopción es un acto de la libre gracia de Dios, por el cual somos recibidos en el número, y tenemos derecho; a todos los privilegios de los hijos de Dios. 1 Juan 3:1; Juan 1:12; Rom. 8:17.

P. 35    ¿Qué es la santificación?
R. La santificación es aquella obra de la libre gracia de Dios por la cual somos completamente restablecidos a la imagen de Dios, y puestos en capacidad de morir más y más al pecado y de vivir píamente. Ez. 36:27; Fil. 2:13; 2 Tes. 2:13; 2 Cor. 5:17; Ef. 4:23–24; 1 Tes. 5:23; Ez. 36:25–27; Rom. 6:4, 6, 12–14; 2 Cor. 7:1; 1 Pedro 2:24.

P. 36.   ¿Cuáles son los beneficios que en esta vida acompañan a la justificación, la adopción y la santificación, o que se derivan de ellas?
R. Los beneficios que en esta vida acompañan a la justificación, la adopción y la santificación o que se derivan de ellas, son la seguridad del amor de Dios, la tranquilidad de conciencia, el gozo en el Espíritu Santo, el crecimiento en gracia y la perseverancia en ella hasta el fin. Rom. 5:5; Rom. 5:1; Rom. 14:17; 2 Pedro 3:18; Fil. 1:6; 1 Pet. 1:5.

P. 37.   ¿Qué beneficios reciben de Cristo los creyentes, después de la muerte?
R. Las almas de los creyentes son hechas después de la muerte, perfectas en santidad y pasan inmediatamente a la gloria; y sus cuerpos, estando todavía unidos a Cristo reposan en sus tumbas hasta la resurrección. Heb. 12:23; Lucas 23:43; 2 Cor. 5:6, 8; Fil. 1:23; 1 Tes. 4:14; Dan. 12:2; Juan 5:28–29; Hechos 24:15.

P. 38.   ¿Qué beneficios reciben de Cristo los creyentes, después de la resurrección?
R. Los creyentes, levantándose en gloria en la resurrección, serán públicamente reconocidos y absueltos en el día del juicio, y entrarán en una perfecta bienaventuranza en el pleno goce de Dios por toda la eternidad. 1 Cor. 15:42–43; Mateo 25:33–34, 46; Rom. 8:29; 1 Juan 3:2; Sal. 16:11; 1 Tes. 4:17.

P. 39.   ¿Cuál es el deber que Dios exige al hombre?
R. El deber que Dios exige al hombre, es la obediencia a su voluntad revelada. Dt. 29:29; Miq. 6:8; 1 Juan 5:2–3.

P. 40. ¿Cuál fue la primera regla que Dios reveló al hombre como guía de obediencia?
R. La primera regla que Dios reveló al hombre como guía de obediencia, fue la "ley moral". Rom. 2:14–15; Rom. 10:5.

P. 41.   ¿En qué se halla comprendida sumariamente la ley moral?
R. La ley moral se halla comprendida sumariamente en los diez mandamientos. Dt. 4:13; Mateo 19:17–19.


 
Powered by J13