Acerca de Nosotros

QUIÉNES SOMOS
  • Somos una iglesia con un preciado legado de piedad y fervor misionero.
  • Somos una iglesia comprometida con predicar y enseñar el cristianismo bíblico e histórico que dio origen a la Reforma Protestante del Siglo XVI
  • Somos una iglesia que tiene como sus más altos valores predicar, enseñar y vivir todo el Consejo de Dios, según se expone en las Sagradas Escrituras, en un ambiente de comunidad y compañerismo para la gloria de Dios.
  • Somos una iglesia familiar en la que usted encontrará varias generaciones de familias que nos hemos mantenido unidos por los lazos del amor de Cristo y que con los brazos abiertos les damos la bienvenida amorosa a todos los que el Señor nos una en Su gracia, y estén dispuestos a vivir y defender la fe verdadera que de una vez y por todas ha sido dada a su iglesia.
  • Somos una iglesia que toma en serio la niñez, la adolescencia y la juventud, y hemos hecho de su evangelización y educación cristiana uno de nuestros más grandes y evidentes valores.
  • Somos una iglesia que combina acertadamente la formalidad del culto sin sacrificar la espontaneidad; que disfruta de la nueva música cristiana de alabanza y adoración sin suprimir los inolvidables himnos que forman parte de la vida e historia de la Iglesia.
  • Somos una iglesia cuyo liderazgo puede tener diferentes funciones, pero todos tenemos la misma dignidad que da el servicio al Señor, a los hermanos y a nuestro prójimo.
  • Somos una iglesia cuya oración y anhelo es llegar a ser su iglesia.

Junto a las iglesias que creen y proclaman un cristianismo bíblico e histórico, nos suscribimos a las "cinco solas" de la Reforma Protestante del siglo XVI, tal como fueron expuestas en la Declaración de Cambridge en 1996.


QUÉ CREEMOS
  • SOLUS SCRIPTURA (SOLA  ESCRITURA)
Afirmamos que las Sagradas Escrituras son inerrantes y que constituyen la única fuente de revelación divina escrita, y por lo tanto, la única que puede regir la conciencia cristiana. Sólo la Biblia enseña todo lo que es necesario para nuestra salvación del pecado, y es la regla con la cual todo el comportamiento del cristiano debe medirse.
Negamos que cualquier credo, concilio o persona pueda regir la conciencia del cristiano; que el Espíritu Santo hable independientemente a lo que está escrito en la Biblia o contrario de lo que está escrito en ella, o que las experiencias espirituales personales puedan ser en alguna forma u ocasión medios de revelación.

  • SOLUS CHRISTUS (SOLO CRISTO)
Reafirmamos que nuestra salvación es obtenida solamente por la obra mediadora del Cristo histórico. Su vida sin pecado y su muerte en nuestro lugar son suficientes para nuestra justificación y reconciliación con el Padre.

Negamos que el Evangelio pueda ser predicado si la obra vicaria de Cristo no es declarada, y la fe en Cristo no es requerida.

  • SOLA GRATIA (SOLA GRACIA)
Reafirmamos que en la salvación somos rescatados de la ira de Dios solamente por su gracia. Que con su obra sobrenatural el Espíritu Santo es el que nos trae a Cristo, resucitándonos de la muerte espiritual a la vida espiritual, y liberándonos de nuestra esclavitud del pecado.
Negamos que la salvación es de alguna manera el resultado del mérito o el esfuerzo humano. Los métodos, las técnicas o estrategias humanas por sí mismas no pueden producir esta transformación. La fe no es producida por nuestra naturaleza humana no regenerada.

  • SOLA FIDE (SOLA FE)
Reafirmamos que la justificación es por gracia solamente, a través de la fe solamente, por Cristo solamente. En la justificación, la santidad de Cristo nos es imputada o adjudicada como la única satisfacción posible a la justicia perfecta de Dios.

Negamos que la justificación dependa de cualquier mérito encontrado en nosotros, o que dependa de cualquier infusión de la santidad de Cristo en nosotros, o que una institución se llame o sea reconocida como "Iglesia" legítimamente cuando ésta niega o condena la "sola fide".

  • SOLI DEO GLORIA (SOLO A DIOS GLORIA)
Reafirmamos que, debido a que la salvación viene de Dios, ha sido obtenida por Dios, y es para la gloria de Dios, debemos glorificarle por ella siempre; que, además, debemos vivir nuestras vidas con integridad en la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios y solamente para su gloria.
Negamos que nosotros podemos glorificar a Dios apropiadamente si nuestra adoración es confundida con el entretenimiento, si descuidamos la LEY o el EVANGELIO en la predicación, o si la auto-superación, auto-estima o la auto-satisfacción se han convertido en alternativas para el Evangelio.
Creemos que la Confesión y los Catecismos de Westminster, la Confesión Belga y el Catecismo de Heidelberg y los Cánones de Dort expresan fielmente las doctrinas bíblicas.



 Por qué Ortodoxos?

Posiblemente se haya preguntado alguna vez ¿por qué somos ortodoxos? La navidad nos da una buena oportunidad para explicarlo.
Transcurría la segunda década del siglo pasado. El liberalismo teológico de Europa se había diseminado dentro de la Iglesia Presbiteriana en los Estados Unidos de Norteamérica. Doctrinas claves del cristianismo histórico habían sido negadas, y no tenían que ser suscritas para la ordenación de sus ministros.  Una de ellas, el nacimiento virginal de nuestro Señor Jesucristo.    Harry Emerson Fosdick, un desvergonzado liberal había predicado un desafiante sermón, titulado: ¿Ganarán los fundamentalistas?  En él, Fosdick afirmaba que no era relevante para la fe la creencia en el nacimiento virginal de Cristo como un hecho histórico. 
Ante este escenario de incredulidad emergió la figura de John Gresham Machen, un profesor del Seminario Princeton, dispuesto a dar la batalla “por la fe que de una vez por todas le fue dada a los santos”. Machen se convirtió en la voz principal de los presbiterianos conservadores, defendiendo la confiabilidad en la historicidad de la Biblia, en sus libros El Origen de la Religión de Pablo y El Nacimiento Virginal de Cristo. Además, hizo críticas devastadoras al modernismo protestante en  otros  de sus más conocidos libros: Cristianismo y Liberalismo y ¿Qué es la Fe?  Finalmente, el Seminario Princeton y el presbiterianismo perdieron a un adalid en la lucha contra la decadencia teológica y espiritual de su época, pero con él nació el nuevo Seminario Westminster en 1929 y una nueva denominación, La Iglesia Presbiteriana Ortodoxa, en 1936.  
La palabra “ortodoxa” viene del griego “orto” que significa “recto”, y de “doxa” que significa “enseñanza o doctrina”.  Así como el “ortodoncista” se ocupa de que sus dientes estén bien alineados o derechos, en la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa nos ocupamos en predicar, enseñar y defender la recta enseñanza de la Biblia, de acuerdo a la doctrina de los apóstoles del Nuevo Testamento, y a su exposición por el cristianismo histórico.
Y, por supuesto, creemos fielmente, en la historicidad e importancia crucial del nacimiento virginal de Cristo para nuestra fe y salvación.  Y no nos escondemos, amedrentamos, ni avergonzamos de predicar el evangelio como es, guste o no  guste, porque es poder de Dios para salvación. Y Dios se ha propuesto salvar al mundo por su predicación, que podrá ser locura para los incrédulos, pero sabiduría de Dios para los que creen.

 
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